viernes, noviembre 03, 2006

Amor sin territorio

La costumbre será extraña
y el extrañar el pan,
con el vino de la melancolía
haré un brindis por nosotros
en la celebración de la ausencia.

Las palabras serán cortas,
el llanto largo
y profundo el sentimiento.

Como elixir de la vida
el vino arderá en mis labios.

Con esa sensación aun en mí
bailaré la ultima canción
cuando la compañía no exista.

El llanto ya habrá terminado
y con él se fue el daño.

El tiempo sin curar nada
aun existe en mi piel
tatuado como una cicatriz
tan lejos de ser molesto
y a la vez de hacerme feliz.

Al final del día recordaré:
la estrella fugaz que me hace vivir,
el deseo y el pasado,
el fruto de un árbol con viejas raíces
que no madurará.

Al despertar,
al día siguiente: viviré.

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