miércoles, agosto 06, 2008

CONFIDENCIA

Hace demasiado que no escribo o mejor dicho que no publico. no es muy importante porque no le intersa a nadie. quizás solo a mi, pero hasta yo lo dudo.
He intentado hacerlo, y creo que si llegué a completar algun texto, sin embargo el problema es que todas las historias son iguales, la misma chica, el mismo cuarto , las mismas canciones aunque no las menciones, el incienso porque no puede comprarse algo que la transporte más lejos, su sexo sin sentido. Una gran caricatura de lo que soy, o de lo que siento ser, o de algo que puede ser yo o no.
Ya todo esta dicho, no hay más que escribir sobre ella, la que toma la taza de cafe, la que lleva un anillo o la que abraza bajo la lluvia.
Ya no hay más de ella, o quizas hay todo, pero nada que se escriba, nada revelante. Solo palabras que no expresan los sentimientos de escape, de busqueda, de no querer estar aqui pero no de huir.
Escribimos lo que sentimos, y a veces lo que debemos, lo que es nuestro o lo que ficcionamos, aunque a veces es dificil dicernir...tanto que no se si esta es la que escribe, o la que piensa o la que leerá el texto final.
De yo. La inventada y la que inventa.

sábado, setiembre 29, 2007

Una taza de café

Esa tarde llegó cansada y sin ganas de nada más que de beber una buena taza de café. Se sacó los zapatos y en busca de comodidad llevo puesta todo el resto del dia un polo que le llegaba hasta el muslo. Preparó su mágica bebida mientras se arreglaba el largo cabello y sus pies descalsos jugaban entre ellos.
El aroma del café invadió rapida y completamente todo el lugar, la poca luz de una lámpara ubicada en una tranquila esquina y la melodía de una canción que nunca aprendió se unían para formar un ambiente de recuerdos, de nostalgias.
Sin darse cuenta su mirada se fijó en un empolvado estante de libros, no era momento para leer. sin embargo no siguió observando lo que contenía el estante, esperando descubrir algo nuevo hasta que dió con un album de fotos. Dudó por un instante, pero se levantó de su mueble y cogió como un tesoro aquella colección gráfica de sus recuerdos. De qué epoca sería se preguntaba intentando adivinar antes de abrirlo.
El viaje y la fiesta de promo, las actuaciones y los cumples de la época del cole; los compañeros, los amigos, los afanes; las alegrías y las penas; los cursos aprobados y los jalados; los profesores de verdad y los que pasaban las horas. Todo lo recordó como si el día anterior hubiera salido del colegio. Cada rostro que vió, cada sonrisa se convirtió en una lágrima de añoranza.
Horas pasaron y su café se acabó antes de que se diera cuenta. Cerró el album y se fue a su habitación esperando descanzar, esperando soñar.
Y soñó. Soñó que llegaba al colegio con su uniforme, sorprendida porque aún le quedaba, porque aún lo tenía. Saludo a todo el que veía y entre todos sus compañeros buscaba a uno solo. Sin ser muy evidente recorrió todo el patio queriendo verlo, pero era hora de entrar a las aulas en algo así como una clase maestra para recordar todo. Subió hasta el tercer piso donde estudió el último año y se sentó cerca a la puerta de vidrio como antes. Ahí podía ver hacia las escaleras y todo el que pasaba por los pasadizos. De los 70 que terminaron dividos en dos secciones solo faltaron 5: 2 viven en el extranjero, 1 en Lima y otro en el interior del país. Nadie sabía de Javier, solo esperaban que llegue después del receso y fue así que agitado y cansado llegó interrumpiendo la segunda parte de la clase del recuerdo. Llevaba una cabellera larga, la cual arreglaba sin mucho cuidado mientras se disculpaba.
Al sentarse la miró y con una leve sonrisa la saludo. Por fin, ahí estaba, quería abrazarlo, saber de él, quererlo otra vez hasta que se despertó de golpe. Eran las 4.15 y unas ganas extrañas de caminar la invadieron. Se levantó y fue hacia su cocina, esta vez en busca de un vaso con agua mientras recordaba su sueño, mientras la imagen de él venia a su mente.
Lo había visto hace menos de un mes, cuando llegó a preguntar por unos papeles en la oficina donde ella trabaja. Se reconocieron de inmediato y se fundieron en un abrazo largo, o por lo menos así lo recordaba ella. Conversaron poco e intercambiaron mails y números de teléfono para poder ponerse en contacto y recuperar el tiempo perdido, aunque 7 años de caminar en distintas rutas no son fáciles de contar. Sin embargo el tiempo pasó y ella no recordó ese hecho hasta esa noche. No se atrevió a llamar en la madrugada y se fue a acostar con la intensión de hacerlo a la mañana siguiente. En el poco tiempo que le quedó para descansar no soñó, simplemente recordó los momentos que pasó con él, algunos besos y los planes que como adolescentes llegaron a ilusionarlos.
Su reloj marcaba las 9 y 24. Su jefe no se encontraba y su comisión estaba completa. No había nada que hacer y sin pensarlo tomó su celular y marcó el número que había apuntado en su agenda. Timbró un par de veces hasta que una voz un poco somnolienta le contesto, quizas hasta resaqueada, sin embargo no tardó en reconocerla y en alegrarse por la llamada. Quedaron en verse esa misma tarde. Colgó el teléfono e inmediatamente llamó para cancelar su cita en el dentista. Salió de la oficina pensando en lo que podía vestir para verse natural.
Él no tardó en llegar, tenía un aire de despreocupado que a ella le llamó la atención. Ninguno cambió mucho desde el tiempo escolar por eso es que hablaron con naturalidad, y entre risas y carcajadas terminaron en el departamento de ella tomándo una taza de café, revisando las fotos y volviendo a vivir todo lo que dejaron en stop en un momento.
Un abrazo, se convirtió en un beso, y este en caricias y en un abrir y cerrar de ojos estaban haciendo el amor como dos primerizos quinciañeros. Los nervios, el miedo de herirse, de que eso termine pronto, de amanecer y seguir cada uno con sus vidas se vió opacado por el verdadero deseo de ser uno, de conocerse y amarse otra vez.
Ya era de día y cada uno tenía cosas que hacer, quedaron en volverse a ver, de intentar todo de nuevo y así fue Por un mes se visitaron, se llamaron y escribieron hasta de nuevo empezar a distanciarse. Las ocupaciones de cada uno, los viajes por el trabajo de él hicieron que las visitas sean cada vez más esporádicas, aunque ella nunca dejó de llamar. Quizás en un intento de lucha por no perder lo que ya había perdido.
No lo llamó por una semana y en el 7mo día no aguantó, no le importó la hora , simplemente lo hizo. Escucho una voz delicada, era una mujer que al parecer intentaba callar a un bebe que no dejaba de llorar. No supo que hacer más que colgar. Miles de respuestas pasaban por su cabeza, no quería sacar conclusiones. Quién era, por qué contestó.
Ella tuvo que viajar inesperadamente a otra sucursal de su trabajo y dejó todo nuevamente en stop. A los dos años regresó definitivamente y como quien no quiere la cosa decidió llamarlo, esta vez si contestó él y hecha un mar de lágrimas le preguntó por la verdad.
Él se casó a los 3 años de terminar la secundaria, llegó a terminar su carrera pero ya tenía un hijo. En el momento que se encontraron él y su esposa estaban en problemas hasta que se enteraron que su segundo hijo iba a nacer. No pudó decirle antes lo que realmente pasaba, simplemente decidió vivir el momento y nunca terminar con su historia de amor.
Pero para ella las cosas no eran así y esa noche al finalizar su llamada también dejó atras las ilusiones, los cuentos de hadas y con lágrimas selló esa época de su vida con el solo recuerdo de que cada final es el comienzo de una nueva historia. Y eso merecía una buena taza de café.

lunes, julio 23, 2007

Un mundo. Una promesa...
Video de la canción del Jamboree Mundial 2007... 100 años de puro escultismo

http://www.youtube.com/watch?v=hQzVpA5j_no

sábado, julio 14, 2007

Llevo tu corazón


Poema de E.E. Cummings


'Llevo tu corazón'


Llevo tu corazón conmigo
(lo llevo en mi corazón)
nunca estoy sin él
(tú vas dondequiera que yo voy, amor mío;
y todo lo que hago por mí mismo lo haces tú también, amada mía).

No temo al destino
(pues tú eres mi destino, mi amor)
no deseo ningún mundo
(pues hermosa tú eres mi mundo, mi verdad)
y tú eres todo lo que una luna siempre ha sido
y todo lo que un sol cantará siempre eres tú.


He aquí el más profundo secreto que nadie conoce
(he aquí la raíz de la raiz
y el brote del brote
y el cielo del cielo de un árbol llamado vida;
que crece más alto de lo que un alma puede esperar
o una mente puede ocultar)
y éste es el prodigio que mantiene a las estrellas separadas.
Llevo tu corazón
(lo llevo en mi corazón).

jueves, julio 12, 2007

vivir o soñar O soñar y vivir

Vives soñando o vives un sueño... de una u otra forma hay que vivir y soñar, siempre y cuando haya un balance armonioso y equilibrado entre los dos elementos...por que ya sea con el vivir o el soñar hay que seguir...

miércoles, junio 20, 2007

El abrazo interminable que se habían dado hizo la difencia entre él y todos aquellos con los que se acostó. En la intimidad de sus caricias le deseó lo mejor y ella se quedó sin saber que decir. Él era diferente a todos los hombres que había atendido. Alto, no muy delgado y trigueño.
Desde que entraba por aquella puerta desgastada y malatratada no dejaba de hablar de sus sueños y de preguntarle a ella por cómo estaba, qué deseaba, con qué soñanaba y todas las cosas que se le cruzaban por la mente.
Él no buscaba unicamente sexo, quería compañía, alguién con quien compartir bellos momentos. Eso era lo que le dolía a ella, pensar en algún momento que ese joven se enamoraría de ella si es que ya no lo había hecho antes.
Se despidió de él y salió corriendo sin ver lo que dejaba. Ya no olía a prostituta como todas las noches que abandonó las habitaciones de los hoteles. Tenía una sensación distinta. Algo la motivaba a correr, a dar un paso al costado, a saltar. No sabía exactamente lo que sentía ni lo que quería.
En un impulso, que nunca llegó a saber de donde vino, se paró y regresó hacia aquella habitación que presenció escenas de pasión y éxtasis. No pensaba en nada más que en volverlo a tener entre sus brazos.
Él la vió alejarse, ondear su crespa cabellera y seguir con paso firme. Y así como la vio irse la vió regresar más decidida que nunca. Su corazón latió a mil y su respiración se hizo cada vez más fuerte.
Faltando poco para llegar a él empezó a correr hasta hundirse en los brazos de aquel joven que se estaba conviertiendo en hombre. Lo abrazo como nunca antes, fueron minutos, talvez horas las que pasaron y ellos no lo notaron. Poco a poco ella se fue separando de aquel ser protector. Observó su cara, sus ojos, cada una de sus facciones para poder recordarlas por siempre. Lo volvió ha abrazar para esta vez susurrarle al oido con un tono nostálgico "no me quieras, por favor no lo hagas" y lágrimas empezaron a recorrer su desmaquillado rostro.
Él no dijo nada, no sabía que decir, cómo no la iba a querer después de tanats conversaciones, de tantas entregas, de tanta sinceridad. Cuando reaccionó para decirle que no se aleje, que siempre la iba a querer, ella se separó de su lado. Lo besó con delicadeza de amante y corrió. Corrió más rápido que cualquier otra vez.
El joven no pudo hacer más y entró a su habitación. Se recostó en su cama, la confidente de sus penas y amores, y suavemente se fue adormeciendo sin pensar en nada más que aquella prostituta a la cual pagó para amarla.
El despertador suena. Es hora de levantarse y él lo hace. Recuerda lo ocurrido, quisiera que solo hubiera sido un sueño pero sabe todo fue real. Prende el televisor como de costumbre mientras va al baño. Tragedias y más tragedias. Accidentes, matanzas, venganzas.
Prostituta es asesinada por su proxeneta al intentar abandonarlo.
Erika, como la conocian sus clientes, de 21 años fue encontrada muerta por sus compañeras cerca al local donde trabajaba. El crimen ocurrió alrededor de las 4 de la mañana. Se presume que Juan Palomino, su proxeneta, la atacó a golpes hasta matarla por que no quería perderla, pues era una de las prostitutas que le generaba más ganancia. Sus compañeras de trabajo comentan que planeaba dejar esa vida y empezar a estudiar motivada por alguno de sus clientes. Los restos de la víctima han sido llevados a la morgue central para que algún familiar los reclame.

lunes, junio 18, 2007

Elizabeth, la madre. Isabel, la hija.

"Me hubiera gustado casarme con un militar" le dijiste sin saber que ella había tenido ese plan unos años antes.
Las dos caminaban por las tiendas comerciales. Una imaginándose ser la dueña de los escaparates. La otra odiando el consumismo pero a la vez amando el estar al lado de esa persona tan maravillosa que tenía como madre.
Elizabeth, una señora de 47 años, a los 22 se casó con Ricardo. Él es, porque aún vive, un hombre recio y de principios justos. Se conocieron en la universidad cuando ella estaba en un proceso de recuperación, pues su gran amor la había dejado por una colegiala. Tuvieron una boda simple de la cual tienen muchos recuerdos, la mayoría de ellos regalos que nunca han usado y guardan en algún baúl de su casa. De esa unión nació Isabel y Marcos.
En esta ocasión solo habalremos de ellas. Isabel de 20 años acompaña, siempre que puede, a su madre cuando decide ir de compras. Entre salida y salida la una va conociendo más sobre la otra sin llegar a contarse los más íntimos secretos se convierten en amigas inseparables capaces de solucionarse los problemas.
"Con un militar" quedó en tu pensamiento el eco de esas palabras. Le querías contar que en un momento, aún en el colegio, tú estabas decidida a seguir a un hombre por los rincones del país, pero no pudiste. Ella te revelo un secreto de su caja de pandora que tu padre nunca conocería pero tú no eras capaz de abrirte un momento y confesarle tus sentimientos aunque ya no existan.
Isabel nunca tuvo la madurez suficiente para separse de sus padres. Los viajes siempre le parecieron una agonía. Sin embargo por su amor de adolescente era capaz de todo y hasta el día de hoy se asombra por eso. A pesar de todos los momentos que ha pasado en casa, haciendo y deshaciendo su vida con las decisiones de sus padres nunca la han conocido del todo.
Elizabeth pasea por una y otro stand esperando que su hija encuentre algo de su agrado y se lo lleve a casa. En una de las últimas tiendas, recién ahí, se da cuenta de la expresión de desanimo que lleva Isabel en el rostro.
¿Por qué tu hija es tan distinta a ti? te preguntas con cierta duda. Sin embargo notas que ella se identifica tanto contigo, sobre todo cuando le cuentas tus historias, tus travesuras, las pasadas y las actuales y dentro de su madura inquietud te aconseja. Ella te aconseja a ti, porque no sabes muchas cosas de Isabel como para darle más que una palabra de animo cuando la vez llorando y siempre te quedas con la incertidumbre de la causa, es que sabes que ella no te dice la verdad por lo menos no toda.
Hablan de todo mientras caminan, al parecer de lo íntimo y lo superfluo de cada una. Al parecer, digo porque Isabel aunque parece revelar lo más profundo de sus sentimientos no es capaz de contar más que de sus actividades diarias.
"¿con un militar? Ya dile pues", te dices mentalmente animándote a hacer una incansable catarsis ante tu madre. "Mamá - por fin te animas a decir- me he estado comunicando con Santiago". Pero ella que sabe que siempre lo haces no se emociona mucho con la noticia. "Él ya sabe que voy a estar por la capital y hemos quedado para vernos" Esperas una reacción. Tu mamá se interesa más por el viaje que por tu posible encuentro.
Elizabeth acaba de ver la cara de desilusión de su hija, pero ya es muy tarde hizo la pregunta incorrecta y escucha los preparativos de ese viaje que ya conoce de memoria, pues como es la primera vez que Isabel se anima a viajar lo planeado todo juntas.
Tu hija quería contarte algo y tú le cambias el tema. A veces es difícil darse cuenta de lo queintentan decir las personas que nos redean, sobre todo los hijos, que se enojan o se alegran si los entendiste o no. Al final su reacción es la misma. Pero esta vez quieres que sea distinto y tienes que preguntarle algo con lo que regresen al tema de Santiago y ella con confianza te cuente lo que tanto has esperado desde que supiste que aquel joven no sería tu yerno. "Bueno, ¿y qué sabes de Santiago?" le dices esperando que sus ojos se vuelvan a iluminar.
En el 4to grado de educación secundaria Isabel había empezado una hermosa relación con un joven de su colegio. Santiago es, porque aún lo es, aplicado en los estudios, excelente atleta y músico. Pasaron dos años y al terminar el colegio él decidio ingresar a las filas militares. Isabel ya se esperaba eso pero no aceptaba que el tiempo haya pasado tan rápido y en la mejor de las oportunidades optó por dejarlo ir sin ningún lazo más que la amistad habían fortificado en el tiempo de ser enamorados.
A Santiago le dolió tener que terminar esa hermosa relación pero era por su futuro como se lo había explicado Isabel. Ella sabía que no iba poder pasar esos 5 años sin él.
El tiempo otra vez estaba avanzando rápidamente y este año terminan cada uno su carrera. Santiago con un trabajo seguro aún no sabe que ciudad o pueblo será el priemro en verlo profesionalmente. Isabel abogada de herencia más que de pasión tiene asegurada supuesto en el estudio de su padre.
"Esta bien- dices- muy animado con terminar este año, al igual que yo. Le cayó muy bien la noticia de que nos podiamos ver en poco tiempo. Hace mucho que no lo veo personalmente" hablas con soltura aunque tienes miendo de decirle mucho a tu madre. "que bueno hija" recibes como respuesta y esperas alguna frase más para empezar tu catarsis. "Es bueno que se lleven tan bien" ¡Bien! te dió el pase para seguir."Si, a mi también me parece bueno que nos comuniquemos tanto porque después de tantas cosas juntos sería injusto alejarnos".
Aún lo quieres¿no? le preguntas sabiendo la respuesta y queriéndola escuchar de sus labios. Sabes que con esa pregunta ella te dirá mucho.
Se han sentado en una juguería mientars iban conversando. Ya tienen su pedido al frente el tema sigue. Las bolsas de las compras reposan en una tercera silla queriendo escuchar más.
"¿Quererlo?Claro que lo quiero -le dice Isabel a Elizabeth- lo que no sé es si es que aún estoy enamorada de él. Sabes mamá - sigue- en algún momento le prometí acompañarlo por donde él iba, a donde lo mandaran, no me importaba. Yo iba a conseguir un trabajo en todas las ciudades por donde me llevara. Pero me dió miedo y lo dejé ir solo sin ninguan esperanza de volver"
Elizabeth, como buena madre, abraza a su hija y le seca las lágrimas que caen por su rostro. "Entonces es bueno que se vean, así sabras todo lo que realmente sientes. Además falta poco para que terminen de estudiar". Le dices de todo corazón a tu hija. No la quieres ver triste y sabes que él es un buen chico y aún la ama tanto como ella a él. "Cuentas con mi apoyo en tu decisión. Si te dije que me hubiera gustado casarme con un militar es porque es cierto, pero tu tio siempre se encargó de alejar a todos sus compañeros. Tienes más oportunidades, conoces distintos lugares y eres felíz si tú lo decides, porque esa es solo tu elección". Ahora a ti se te caé un par de lágrimas. Tu hija ha crecido ante tus ojos, ha madurado y se ha quitado todos los miedos.
Elizabeth e Isabel retornan a casa siendo más amiga y con un par de bolsas que la madre ha llenado con sus gustos.
No, no son iguales pero en esa diferencia encuentran las oportunidades para apoyarse en todo, hasta en los preparativos de la boda.